¿Qué es la identidad organizacional? Guía para potenciarla con tu personal

La Real Academia Española (RAE) define identidad como un “conjunto de rasgos propios de un individuo o de una colectividad que los caracterizan frente a los demás” y como “conciencia que una persona o colectividad tiene de ser ella misma y distinta a las demás”.

Es decir que el concepto y sentimiento de identidad está directamente relacionado con el sentido de pertenencia. Uno se puede sentir identificado con la escuela en la que estudió y con la facultad en la que se profesionalizó. Puede identificarse con la hinchada de su equipo de fútbol, con la religión que profesa y con un grupo de militancia política.

Una serie de ideas, características y comportamientos comunes hacen a las personas parte de algo. Vinculan a un grupo de individuos de tal manera de identificarlos y diferenciarlos de otros, con otras identidades. Lo mismo sucede dentro de una organización. Tanto el personal jerárquico como los empleados de bajo rango se sienten parte de ella, se identifican con ella.

 

¿Qué es la identidad organizacional? 

Los miembros de una organización comparten rituales, tradiciones, modos de trabajar, valores y características propias de esa organización. El ámbito que los contiene y donde se desarrollan laboralmente les brinda un sentido de pertenencia colectivo, una identidad organizacional. 

Podría decirse que es la suma de la identidad corporativa y la cultura organizacional. La conjunción de la imagen de la organización hacia afuera y las características que identifican al plantel hacia adentro. En términos de fortaleza, posicionamiento y eficiencia, esta fórmula puede marcar la diferencia entre una y otra.

Porque esta relación produce que cada uno de los miembros haga propia esa organización, se sienta protagonista de ella y la defienda hacia el exterior. El sentido de pertenencia implicado establece vínculos cognitivos, emocionales y psicológicos con la estructura organizada. Y esto produce un fuerte compromiso individual para con ella. Se manifiesta con la lealtad de sus integrantes y con el sentimiento de orgullo de ser parte.

La identidad organizacional fortalece las relaciones interpersonales dentro del grupo y profundiza la confianza entre sus pares identitarios. Éstos se alinean y colaboran responsablemente con el equipo de trabajo para alcanzar los objetivos comunes. Y vivencian la gratitud de haberlos logrado en grupo, en ese todo identificatorio.

 

¿Qué importancia reviste en términos empresariales?

La falta de compromiso por parte de los integrantes de un equipo de trabajo es frecuente. Y, en la mayoría de los casos, es el resultado de la ausencia del sentido de pertenencia, de la falta de identidad de grupo. La competitividad de las empresas está vinculada con el compromiso de quienes la conforman y la llevan adelante. Y el compromiso se obtiene y sostiene con la identidad organizacional. 

La identidad organizacional genera que los miembros de la organización trabajen para ella como si lo hicieran para ellos mismos. Depositan en su labor la voluntad, el empeño y el sacrificio que destinarían en un emprendimiento personal. Sienten el éxito de la organización como un logro propio. 

Optimiza su potencial y entusiasmo. Se comprometen intensamente con la ejecución de las tareas y, cuando se logra el objetivo deseado por la organización, se sienten parte del éxito. Esto es muy beneficioso en términos empresariales, ya que un éxito percibido como propio es, en definitiva, un éxito empresarial. 

Quizás aquí radique lo más trascendente de la identidad organizacional. Pero también lo es el reflejo de esta unidad identitaria interna hacia el exterior. Una identificación organizacional sólida determina la imagen que la organización tiene hacia afuera. El cómo se presenta y es percibida por los competidores y por los potenciales clientes.

El bienestar que genera ser parte del grupo organizado y de su éxito se replica en lo que se ve desde afuera. La atracción y satisfacción de los integrantes de la organización produce buenos resultados respecto de la audiencia externa. Ésta divisa un equipo sólido, entusiasmado, comprometido y fiel. Y estas virtudes las asocia directamente con la calidad empresarial, con una buena reputación, con una empresa seria.

De esta manera, una identidad organizacional fuerte, consolidada y transmisible puede determinar el éxito o fracaso de una empresa. La buena o mala evaluación que el mundo exterior haga de ella y, en consecuencia, un mayor o menor éxito comercial. 

¿Cómo potenciar la identidad organizacional?

Teniendo en cuenta lo vital que es la identidad organizacional para la prosperidad de una empresa, potenciarla se presenta casi como una necesidad. Evitar o eliminar sensaciones negativas que pueden obstaculizar el funcionamiento de la organización es fundamental. Y modificar paulatinamente el ámbito de trabajo para generar una interacción positiva, también lo es. Pero, ¿cómo hacerlo?

 

Fomentar la colaboración con trabajos conjuntos de distintas áreas

La ejecución de proyectos que involucren a diversas áreas de trabajo genera el empoderamiento y la nutrición de cada equipo. Promueve la colaboración e interacción mutua y directa. Socializa información, procesos y resultados. Y refuerza el sentido de pertenencia entre ellos, entre las áreas y respecto de toda la organización. 

 

Empoderar a los líderes

Los responsables de cada equipo de trabajo, los líderes de grupo deben funcionar como transmisores de los objetivos, desafíos, oportunidades y éxitos de la empresa. Empoderarlos permitirá crear una visión de negocio en todas las áreas y reforzar la idea de un trabajo grupal en post del crecimiento de la organización.

 

Permitir la comisión de errores

Condenar los errores genera ocultamiento y una consecuente dilatación para remediarlos. Permitirlos, permite que sean manifestados, arreglados a tiempo y prevenidos a futuro. 

Reconocer comportamientos deseables

El reconocimiento de comportamientos deseables y eficaces genera motivación e incentivo. Potencia la confianza entre el individuo y la organización. Previene la falta de interés y de compromiso. 

A modo de conclusión, una identidad organizacional consolidada es una pieza fundamental en la vida de una organización. Revisarla y reflexionar periódicamente sobre ella es necesario para que esa vida sea próspera y sostenible en el tiempo. Potenciarla es trascendente para resistir los cambios del mercado, su constante evolución y los posibles embates económicos.

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